El dinero

Es cualquier cosa que en una colectividad todos aceptan como valiosa y que además es fácilmente fraccionable, transportable y conservable (no se pudre). Gracias a estas cuatro características, se puede emplear para:

- Acumular riqueza.

- Realizar intercambios.

A lo largo de la historia del ser humano, se han utilizado todo tipo de materiales como dinero. Los más frecuentes han sido el oro, la plata y el cobre.

Esta moneda que tienes aquí era el real de a ocho. Estaba hecha de plata y pesaba 25 gramos. El real de a ocho, como su propio nombre indica, equivalía a ocho reales. El real de a ocho (también conocido como peso fuerte) fue la divisa española durante siglos.

El real de a ocho fue una moneda muy utilizada en los intercambios internacionales debido a la pureza de su plata. Así, a finales del XVIII era la moneda preferida por todos debido a su fiabilidad.

Si quieres saber más sobre la historia del sistema monetario español, consulta el apartado de FUENTES. 

Durante el siglo XIX se generalizó la utilización del papel-moneda. Los billetes no eran más que vales impresos por un banco que podían ser canjeados por oro o plata en cualquiera de las sucursales de ese banco.

Aquí tienes un billete de 55 dólares estadounidenses:

El texto del billete dice así: "El portador recibirá 55 dólares españoles (reales de a ocho), o una suma igual en oro o plata, en acuerdo a la resolución del Congreso del 14 de enero de 1779." 

Durante todo el siglo XIX y buena parte del XX, los billetes de papel no eran más que vales que teóricamente podían ser canjeados por su valor en plata u oro en el banco que había impreso dichos billetes.

A finales del XIX, prácticamente en todos los países la potestad para imprimir papel-moneda (billetes) era detentada por un solo banco: el banco central del país en cuestión. En nuestro caso, el Banco de España. En el caso de EEUU, la Reserva Federal.

Desde 1970 aproximadamente, los billetes no son canjeables (ni siquiera de forma teórica) por oro o plata. 

En España, la fábrica de billetes (la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre) estaba en manos del Banco de España, que a su vez estaba en manos del Gobierno.

Hoy en día (y desde 2002) la fábrica de billetes está en manos del Banco Central Europeo, con sede en Frankfurt (Alemania). Por lo tanto, la "máquina de hacer billetes" está completamente fuera de nuestro control.

En efecto, puesto que ya no existe la obligación de canjear el papel-moneda por plata u oro, un gobierno podría tener la tentación de hacer muchos billetes y así enriquecerse de la noche a la mañana. Pero la cosa no es tan sencilla:

Si se imprime mucho papel moneda y se pone en circulación, el efecto inmediato es que los precios suben. A este fenómeno se le conoce como hiperinflación.

El caso más notable de hiperinflación tuvo lugar en Alemania en 1921. Para saldar sus deudas, el gobierno alemán de la época tuvo la feliz idea de darle a la máquina de hacer billetes. El resultado fue una hiperinflación galopante. Los precios subían de un día para otro, llegando a cotas estratosféricas. Así, un vulgar sello de correos llegó a costar... ¡diez millones de marcos! 

Al final, el papel-moneda alemán (el marco) dejó de ser fiable y los alemanes, para intercambiar, o bien utilizaban moneda extranjera o bien sencillamente practicaban el trueque.

Para saber más sobre la hiperinflación alemana, aquí: http://wp.me/p1qpOJ-pS

Como sabes de sobra, los bancos son empresas (sociedades anónimas) cuyo negocio consiste básicamente en dos cosas:

- Guardar tu dinero de forma segura.

- Prestar dinero a interés (es decir, el cliente ha de devolver el dinero más un plus: los intereses).

Los grandes bancos acumulan una enorme cantidad de dinero proveniente de los ahorros de muchísima gente. Pero si todos los pequeños ahorradores sacasen su dinero al mismo tiempo, los bancos se arruinarían.

El poder de los bancos es inmenso ya que prestan dinero a partidos políticos e incluso gobiernos. Por ello, el poder político está sometido de hecho al poder de los bancos (poder financiero).