LOS ADVERBIOS

Ya hemos visto en temas anteriores que los dos reyes de las palabras son el nombre y el verbo. Sólo con verbos y nombres puedes entenderte con cualquier persona.

Pero para poder comunicarnos con precisión necesitamos de los "ayudantes" de los reyes. Ya hemos visto los adjetivos y los determinantes, que son los ayudantes de los nombres.

Pero el verbo no podía ser menos, y también tiene sus "criados": los adverbios. Vamos a verlos en acción. Observa la siguiente frase:

Pedro camina por el campo.

Está claro. Pero podemos mejorar la información que nos proporciona el verbo acerca de la acción de Pedro:

Pedro camina rápidamente por el campo.

O por el contrario:

Pedro camina lentamente por el campo.

O también:

Pedro camina alegremente por el campo.

Y podemos seguir así hasta pasado mañana.

Los adverbios son unos ayudantes muy eficientes que además son fácilmente identificables en cualquier frase. Además de que ayudan al verbo y a nadie más, tienen otra característica muy particular: son palabras invariables. Esto quiere decir que no tienen ni número (singular/plural) ni género (masculino/femenino). Haz la prueba:

Los niños caminan alegrementes por el campo.

María camina alegrementa por el campo.
Como ves, estas frases no tienen sentido.
Ya hemos dicho que los adverbios son todos ellos "criados" del verbo. Sin embargo hay veces que en sus días libres hacen un poco lo que les da la gana... Pero esa es otra historia.

Definición de adverbio.

Con todo lo que ya sabes, escribe una definición de las clases de palabras conocidas como "adverbios". Sólo puedes utilizar ejemplos al final de tu definición. Ya sabes que no es válido definir exclusivamente por medio de un ejemplo.

Detectando adverbios.

Lee con atención el siguiente texto y anota en tu libreta los adverbios que encuentres en él.

 

  . .     Sábado, 20 de junio de 1942

Para alguien como yo es una sensación muy extraña escribir un diario. No sólo porque nunca he escrito, sino porque me da la impresión de que más tarde ni a mí ni a ninguna otra persona le interesarán las confidencias de una colegiala de trece años. Pero eso en realidad da igual, tengo ganas de escribir y mucho más aún de desahogarme y sacarme de una vez unas cuantas espinas. «El papel es más paciente que los hombres.» Me acordé de esta frase uno de esos días medio melancólicos en que estaba sentada con la cabeza apoyada entre las manos, aburrida y desganada, sin saber si salir o quedarme en casa, y finalmente me puse a cavilar sin moverme de donde estaba. Sí, es cierto, el papel es paciente, pero como no tengo intención de enseñarle nunca a nadie este cuaderno de tapas duras llamado pomposamente «diario», a no ser que alguna vez en mi vida tenga un amigo o una amiga que se convierta en el amigo o la amiga «del alma», lo más probable es que a nadie le interese. He llegado al punto donde nace toda esta idea de escribir un diario: no tengo ninguna amiga. Para ser más clara tendré que añadir una explicación, porque nadie entenderá cómo una chica de trece años puede estar sola en el mundo.

Ana Frank: Diario.

Dos días de mi diario.

Un diario es un libro en blanco en el que el autor cada día escribe lo que le ha sucedido durante la jornada. Piensa en tus dos últimos días y escríbelos en tu libreta como si ésta fuese tu diario.

Recuerda: un diario se escribe siempre en primera persona.

La hipérbole.

 

1. ¿Qué es una hipérbole?

2. Copia en tu libreta las palabras que aparecen remarcadas en la entrevista a Juan Bas. Luego, busca y escribe el significado de cada una de ellas.

3. Con tus propias palabras, explica qué significa:

- Morderse la lengua.

- Sacar los colores.

- Irse por los cerros de Úbeda.

- Poner verde a alguien.

- Pasarse tres pueblos.

- Poner a caer de un burro.

- Tener un pie en la tumba.